sábado, 30 de abril de 2011

¿CRISIS? ¿ENCRUCIJADA?

     Ayer fue un día sorpresivo para mí. Pude leer las frases más sorprendentes en las noticias de los diarios, que chirriaban en mi memoria al chocar con las permanentes y eternas noticias, que huérfanas, claman y chillan ante nuestros grises e impasibles rostros:

- "Más de medio millón de personas se echaron a las calles para asistir a la ceremonia y más de 2.000 millones se reunieron ante los televisores de todo el mundo para no perderse un espectáculo cargado de glamour británico".
-"Los Windsor se casan con la clase media".
-"La pompa estalla en júbilo popular".
-"2.200 millones de telespectadores siguieron la boda en todo el mundo".
-"Más de medio millón en Londres presenciaron el cortejo nupcial".
-"El paro (en España) se asoma a los cinco millones".
-"El 90% de los que pierden empleo, menor de 35 años".
-"Cuatro provincias andaluzas superan el 30% de desempleo".




     La crisis del sistema capitalista tiene sumida a la población de todas las naciones, que están bajo su influjo,  en un pozo sin fondo. ¿Qué grita, pues, ese medio millón de personas en Londres al paso del cortejo nupcial? ¿Tal vez la euforia por la subida de las tasas universitarias en ese país? ¿Qué pretenden ver y encontrar esos 2.200 millones de telespectadores de todo el mundo en el boato y la pompa del acontecimiento? ¿Tal vez la suma de dinero que durante un año cubriría las necesidades básicas de cien o mil familias, por ejemplo, en Grecia, o en Irlanda, o en Portugal o, evidentemente, en España? ¿Tal vez las necesidades básicas de diez mil familias, perseguidas y laceradas por la malaria en África ?



       No sé cuánto dinero se invierten en estos fastos. Supongo que la cantidad debe ser mareante para cualquier ciudadano del mundo. Pero sí sabemos lo que cuesta salvar una vida:



     ¿Cuántos miles y millones de ciudadanos del mundo, enarbolando las banderas de todas las naciones, festejarían la medida, si las políticas de las arcas estatales dedicaran 7.000€ o 70.000 € anuales? Sí, la respuesta es clara: esta nación salvaría a 10.000 familias; aquella, a otras tantas; la de más allá, al mismo número. Y, así, acabaríamos con esa macabra estadística: cada 30 segundos muere un niño. ¡Qué grito y qué júbilo! ¡ Y sin pompa ni boato! En silencio, como se hacen las cosas sencillas. 

      ¡ Mira y escucha cuánto vale el ruido y lo poco que rinde!



       Si entendemos por crisis "mutación importante en el desarrollo de otros procesos, ya de orden físico, ya históricos o espirituales", visto lo visto, aquí no se ha movido ni se mueve ni una nube. Esto es una situación difícil en la que no se sabe qué conducta seguir, una encrucijada.

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