El rostro valiente

La publicación es obra de María Flórez, destacada fotógrafa y columnista que actualmente trabaja para el diario "El País" y que en esta ocasión nos presenta un texto periodístico.
La temática se centra en el maltrato que reciben las mujeres afganas por parte de sus cónyuges. María Flórez defiende la figura femenina mostrando su rechazo hacia las vejaciones que debe soportar, en este caso, la mujer afgana, y así lo quiere transmitir mediante este texto expositivo-argumentativo.

Estamos ante un tema reciente, quizás influenciado por la religión islámica, que reprime duramente la libertad de la mujer degradándola hasta hacer de ella un mero objeto, el texto se contrapone a estos hechos y queda estructurado de la siguiente manera: Presentación de la noticia (líneas 1-14), análisis de la estampa (15-33), Valoración de la imagen (34-45), división de opiniones (46-60), realizándose un exhaustivo estudio de la fotografía y valorando el sentimiento que transmite a los receptores de la noticia.

Esta mujer no es una excepción, no es el único "juguete roto" y de seguro que no será el último, ya que situaciones como ésta no sólo se dan en Oriente, también proliferan en Occidente y, por qué no decirlo, ocurren con gran frecuencia en todo el planeta. Pero el hecho de que en Oriente no sea concebido como un crimen acrecienta aún más el problema, debido claro está al insignificante valor que se le atribuye a la mujer en países islamistas. Es imposible analizar profundamente este asunto sin abordar la influencia de la religión, en este caso la islamista, la cual otorga plenos poderes al hombre, en un mundo regido por sus normas, en el que la mujer por no tener no tiene ni el derecho a opinar, estando ésta obligada a complacer los caprichos de un individuo que no muestra aprecio alguno por su pareja, gobernando el hombre sobre la mujer con mano de hierro e incluso permitiéndose la atrocidad de quitarle la vida si fuera necesario. Muy poco uso de la razón debe hacer una persona que se guía por los cánones de una religión determinada, sobre todo si esa religión permite conductas tan desiguales e intolerables como las que promulga el islam, como bien decía Nietzsche, todas las religiones no hacen más que entorpecer el sendero de la razón y sirven de refugio para las mentes cobardes que no quieren aceptar la realidad, por ello el ser humano debe prescindir de ellas y centrarse más en sí mismo, en ser el dueño de su propia vida, libre de cualquier doctrina que motive la actitud de rebaño, llegándose a alcanzar así una capacidad racional fiel a los valores de la vida.
Claro que, mientras que el hombre siga siendo un instrumento fácilmente influenciable y traidor a sus principios, estaremos dando un paso atrás para librar a la mujer de ser la víctima de una situación tan denigrante.